"Los avances son importantes, pero la revolución de las urbes debe centrarse en humanizarlas."—El PAÍS Retina
El internet de las cosas (IoT) ha alumbrado un nuevo concepto de urbanismo. Las ciudades inteligentes se apoyan en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para que todo funcione de forma más eficiente y ordenada. Sin embargo, empiezan a surgir voces que niegan que el componente digital sea el centro de esta revolución.
“La fiebre tecnológica roza el absurdo en algunos casos. A menudo los congresos de ciudades inteligentes son un mercado de tecnología precocinada”, sostiene Luis Alonso, arquitecto e investigador en el laboratorio Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) de Estados Unidos. Alonso asegura que cada ciudad es diferente y que para hacer innovación no siempre es necesaria la tecnología. En su grupo, City Science, no les gustan las etiquetas inteligentes, sostenibles, digitales o verdes. “Son términos muy quemados y limitados a una fracción de lo que debería ser la ciudad”.